Ahora nos encontramos con un panorama completamente distinto. Cuando empezamos este objeto, conocíamos el tema del Holocausto muy superficialmente y a pesar de ser un tema popular, de ser una historia que se repite una y otra vez en las películas, en las canciones, en los libros y en el arte, el mensaje no llega a hacerse un lugar dentro de uno. No hasta que uno se adentra también en el, hasta que uno se baña en el tema.
Ahora con muchas horas de estudio, de investigación, de ideas y debate conocemos un lado mucho más profundo y crudo sobre esta barbarie.
Todas estas imágenes nos hacen pensar en eso, porque al verlas nos evoca un sentimiento de familiaridad. El rostro de ese pequeño, que bien pudo haber sido mi hermanito, el cuerpo inerte de esa señora, que con más carnes pudiera haberse parecido a mi hermana. Y aquel maldito soldado que con a pesar de esa indiferencia que muestra, que se aprecia humano, débil, sensible, ese que pude haber sido yo.
Toda esta familiaridad con la que podemos llegar a apreciar las imágenes nos toca el corazón y es que hemos llegado a un punto donde entendemos una buena parte del Holocausto y esto te confunde, porque uno se encuentra con tanto dilemas morales, lógicos y emocionales que se empieza a dudar de la mismísima cualidad que nos separa de los animales. Uno duda de su calidad de humano. Uno duda de la justicia. Uno duda de Dios. Uno duda de la vida.
Es impresionante como este pequeño video haría que se le encogiese el estómago hasta al más fuerte. Y es que no son solo las imágenes, ni las memorias, tampoco los errores, ni siquiera la misma muerte lo que más impacta. Historias tristes, todos hemos escuchado. Lo más impactante es el que todo esto nos hace dudar de todo lo que damos por sentado.
Con unos cientos de mártires se erigieron las pirámides, con miles de mártires Roma se levanto ante el mundo, con otros miles se forjó la religión más grande del mundo. ¿Cuántos necesitaremos para ser tolerantes? ¿Más de 12 millones?
José Antonio Imanol Vargas Sturgeon
